Viajar por Chile, con mi guitarra y mi voz.

Viajar por Chile, con mi guitarra y mi voz.

En el verano de 2018 hice mi primer viaje de mochila y música. Soy cantante y estudio música hace 6 años. Decidí dejar de postergar un viaje que por ser sin destino fijo me daba vértigo y con la guitarra al hombro, ya no dudé más.
Un viaje que duró 45 días, saliendo desde Buenos Aires con sólo con $10.000 en el bolsillo y ese primer ticket de ómnibus pago.


Primer destino Valparaíso, Chile.

Valparaíso es, sin duda, como dice la canción, «la Joya del Pacífico». Ciudad portuaria, con aires de nostalgia, elegida por diversos artistas como fuente de inspiración y un lugar ensoñado que despierta nuestras sensibilidades más profundas por la vida. Pintoresca como La Boca (Buenos Aires), sus escaleritas pintadas, sus murales, nos llevan a detenernos en cada esquina o pasaje, en cada elevador o ascensor, algunos rústicos y otros más modernos.
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Valpo tiene 5 cerros y cada puesta de sol desde sus descansos, abre la ventana a querer seguir descubriendo Chile. Es hermoso permanecer en la playa, el sol cayendo frente a tus ojos mientras pasan las gaviotas y las casas comienzan a encender sus luces mezclandose con las estrellas.
En Valpo, toqué la guitarra y canté en algunos bares a la manga (lo que acá en Argentina es «a la gorra»). Los podés encontrar muy cerquita del Mercado, a pasos del puerto y del Cerro de Artillería. Uno de los bares de esa zona que más me gustó tiene por nombre La playa. La magia del Puerto me atrapó de tal manera que pase cinco días recorriendo paredes llenas de arte, escaleras de colores y puestas de sol en playas de rocas enormes y agua helada. 
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Pasé por Concón pero al momento de alojarme resultó más conveniente ir al camping de un pueblito cercano llamado La Victoria. Un lugar muy familiar con ducha fría y proveeduría por $12000 chilenos, muy económico comparado con una cabaña en Concón que hubiese pagado $30000 chilenos!

Seguí mi viaje haciendo dedo. Ciertamente es muy fácil y seguro, ya que sólo hay una Ruta Nacional que conecta todo Chile y por este motivo los vehículos no se desvían demasiado. Hice dos viajes en camión con choferes muy agradables. No recuerdo el nombre del primero pero el segundo chofer se llamaba Tito, con quien viaje cerca de 7 horas hasta La Serena, hermosa playa si las hay. Al llegar al faro que inicia la avenida que te lleva hacia el pueblo, ví el atardecer, la gente tranquila, caminando a la orilla del agua, chiquillos correteando… y volví a caer enamorada de un nuevo lugar. Combinado con eso conocí un nuevo manjar para mí: las deliciosas frutillas bañadas en chocolate. Allí encontré un precioso hostal llamado «Norte Sur» (la habitación doble baño compartido, $20000 chilenos) y a su bella administradora Delfina, una mujer con cierto misticismo. Ella es del sur de Chile, de una ciudad muy cercana a nuestro El Bolsón. Por las noches me contaba algo de su vida en el campo.

Trabajé en muchos restaurantes donde me trataron con mucho respeto y camaradería. Los garzones me preparaban algún aperitivo y me contaban sobre su vida y su país. Uno de ellos, Santiago, trabajaba la temporada para pagar sus estudios porque allá es muy difícil conseguir la gratuidad en la educación. Tenés que tener calificaciones muy altas para obtener como máximo medias becas. Allí pasé mucho más de una semana, intercalando unos días en Pisco Elqui donde también acampé por $12000 chilenos. Lugar bello de Chile, de ensueño y más magia! Cada vez que recuerdo el sentimiento que me despertaba elevar la voz con canciones de latinoamérica mirando ese cielo, me recuerda lo finito que somos la inmensidad de toda la vida.

Logré ir a Antofagasta, sólo de pasada y de allí al gran pueblo «imantado» de San Pedro de Atacama. Lo llamé «Atrapama», porque parecía no dejarme ir. Fue imposible conseguir boleto para ir por el paso de Jama hacia Jujuy.

 

San Pedro de Atacama.

Un pueblo para ir a hacer la temporada; encantadora la gente del pueblo. La cantidad de artistas, viajeros y viajeros artistas que confluyen en este lugar es asombrosa. El cielo más estrellado de todos los que ví a lo largo del viaje, en pleno desierto, invita a la fogata y a la guitarreada. En San Pedro hay cantidad de atractivos como el Valle de la Luna, el Valle de la Muerte, las lagunas de sal, los géiseres y los paseos a Bolivia. Restaurantes de alta gastronomía, como “Blanco” y muchos muchos lugares donde tocar contratados! Acampar es muy económico desde $5000 chilenos por persona, hostels y hoteles bellisimos.

Para volver a Argentina pasé por Uyuni, y de ahí a Tilcara, Jujuy, donde el hospedaje fue provisto por amigos y volví a Buenos Aires en un micro comercial.

Cada vez que pienso en Chile, en el viaje, en lo que gané en experiencia de vida, agarro la guitarra y empiezo a buscar repertorio, sacar temas e imaginarme en otro lugar distinto al de hoy, con la seguridad de que el próximo viaje está más cerca.

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Si querés que te cuente más acerca de alguno de estos lugares, sos músico o música y te interesa saber qué géneros podés hacer mientras estás viajando, comentame y te cuento.

No importa cuanta plata tengas, lo importante es decidir irte y dejar llevar… seguramente en el viaje todo se acomoda.

@micabilowus

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/ElMalvonEscuelaDeCantores

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