Uno puede planificar su estadía pero los imponderables pueden cambiar todos los planes y lo que teníamos para hacer en dos o tres días, por un atraso en el vuelose convirtió en «qué hacer en unas horas en Munich?» Aquí unos imperdibles para el viajero veloz.
Múnich era sólo una escala del viaje que organizamos junto a mis hermanos a Praga, Viena y Budapest. Como ninguno de los tres conocía el destino, cuando planificamos el viaje decidimos pasar dos noches allí.
Los que vivimos en Argentina sabemos que la planificación puede fallar. Lo que iba a ser un día y medio en Múnich se terminó convirtiendo en apenas unas horas. Un paro general hizo que tuviésemos que salir 24 horas después perdiendo una noche de hotel pero, más triste aún, un día de viaje.
Qué hacer en pocas horas en Munich? Probar la comida sin dudas.
Llegamos al aeropuerto alrededor de las 13 horas y después de una gestión rápida en migraciones nos tomamos el metro que nos dejó a 2 cuadras del hotel. Una vez realizado el check in, salimos a almorzar y a recorrer la ciudad. Mi primera impresión fue que estaba muy ordenada y limpia. La segunda: un plato de salchichas, panceta y papas que, si fuera cierto que la gula es un pecado capital, definitivamente me condenó al infierno.
Con el hambre saciado y los pies ávidos de caminar después de un vuelo de 16 horas nos dirigimos hacia Marienplatz, plaza central de Múnich. Nos encontramos de frente con el nuevo ayuntamiento y en un primer momento lo confundimos con la catedral ya que tiene un estilo neogótico.
En su frente se puede ver el Rathaus-Glockenspiel, una atracción turística que las 11 a.m. y 12 p.m. da unas campanadas y sus figuras comienzan a moverse en dos escenas distintas. Una es la boda del duque Whilhelm V con Renata de Lorena. La segunda escena es el baile de los toneleros, quienes se dice que en época de la peste salían a bailar a las calles para animar al pueblo.
En la misma plaza vimos el viejo ayuntamiento que data del siglo XV. Con una construcción más sencilla que el nuevo. Lo que más llama la atención es su torre que era parte de las fortificaciones de la ciudad y es del siglo XII.
A pocas cuadras de allí se ubica el Viktualienmarkt. Un mercado de comidas donde probé unas frutillas que tenían la consistencia de un malvavisco y un sabor que hizo que la bandeja quedara vacía en pocos minutos. En los mercados, los colores son protagonistas absolutos de los puestos, el Viktualienmarkt no es la excepción. No dejen de visitarlo para probar algunas de las delicias locales.
La zona verde de Munich
Rumbeamos entonces hacia el Hofgarten con destino final al Englisher Garten. Llegamos a Odeonsplatz donde nos sorprendió el Feldherrnhalle, monumento al ejército Bávaro. No lo tenía agendado, pero me causó tal impresión que posteriormente busqué su historia y descubrí que en noviembre de 1923 seguidores de Adolf Hitler se enfrentaron con la policía bávara en ese lugar. Este fue uno de los primeros intentos de los nazis de tomar el control del estado, en esta ocasión Hitler fue detenido y condenado a prisión.

Ya en el Englisher Garten pudimos ver cómo turistas y locales se fundían en el disfrute de una tarde de verano. Con grandes extensiones de verde y arroyos como escenario. Algunos hacían deporte, otros un pic nic, otros bailaban. Todos tenían algo en común: la cerveza, para ellos tan infaltable como para nosotros el mate.
Nos sentamos en el Chinesischen Turm Biergarten, patio cervecero de la torre china. Pedimos unas cervezas con pretzels gigantes y los disfrutamos en un entorno natural, donde el aire olía a pino y el murmullo que se sentía era el de los pájaros cantándole al atardecer. Así nos despedimos de nuestra breve estadía en Múnich, antes de volver al hotel para descansar y prepararnos para el viaje a Praga la mañana siguiente.
Bueno ya saben qué hacer en pocas horas en Munich, espero les haya servido mi relato.


Me encantó tu experiencia! Qué bueno! Siempre hay que ver el vaso medio lleno, en especial si uno está de paseo…